El cine nos ha regalado no sólo historias, sino escenas memorables que son un culmen de arte en si mismas, con abstracción de la historia completa en la que se insertan. Cualquier aficionado, no es necesario ser cinéfilo, recordará entre esas cumbres, el primer cuarto de hora de la obra maestra “2001, Una odisea del espacio”, del genio Stanley Kubrick. En si misma, podría ser un cortometraje, cuya estética, cuya acción y cuya simbología nos llevan a ese universo, áspero y, a la vez, poético, para explicar algo que es brutal, pero que tiene la proyección cautivadora de la normalidad. Extraigo de esa escena [1] sólo la imagen proyectada, sin entretenerme demasiado -y de momento-, en su explicación simbólica profunda. Me quedo con el mono y el hueso (el mono y el palo). El mono con el arma. El mono con el arma, enfurecido. El mono con el arma enfurecido, golpeando con saña cualquier cosa que caiga a su alcance. ¿Qué es esto?, nos preguntábamos cuando veíamos esta genia...
García es un ciudadano muy perplejo ante la postmodernidad y la "garrulez". Es un tipo feliz (porque no cree en los conceptos enlatados de felicidad). Y está comprometido con todas las revoluciones del ser humano -interiores y exteriores-, para conseguir un mundo mejor... Se abrió este blog para evitar el diván del sicoanalista. De momento no le va mal.