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Mostrando entradas de 2014

UNA VIDA VERDADERA. NO UN SUCEDÁNEO, POR FAVOR…

Sonaba “I was born under a wandering star” mientras aquel niño lavaba incansable las arenas de aquel río que prometían un Dorado Imposible. Aquel niño se afanaba sin comprender que el agua crea un vórtice al mover la batea y lo hace siempre. En el norte gira de izquierda a derecha, en el sur justo al revés, pero siempre, inexorablemente, toda el agua se precipita finalmente en el mismo borde del vórtice. La fiebre del oro nunca se pasó del todo al ser humano. El oro fue adquiriendo formas diversas, como si la impotencia de los alquimistas nos abocara a buscar el metal sí o sí; y si no lo había, también; y si no, los sustitutos, los sucedáneos, los primos cercanos… El caso es que nunca paramos de batear. Y aquel chaval, desconocido para todos, no iba a ser la excepción. Bueno, tal vez sí, pero él no lo sabía. Buscaba y buscaba con una sonrisa impropia de esa sociedad de tramperos, buscadores, tahúres, y estafadores de toda laya... Un día especialmente frío y duro, en que ni lo

España 1-5 Holanda: Puestos a hacer demagogia podría ser la cifra de satisfacción ciudadana en una hipotética escala de menos a más.

La demagogia tiene mala prensa, aunque, curiosamente, es el instrumento oratorio más clásico y más usamos por los políticos de todos los tiempos. Como la demagogia y la ironía “maridan” bien, he decidido no privarme hoy de razonar con demagogia voluntaria: Adoro el fútbol. Ese deporte que todos ansiábamos en el tedio escolar deseando salir al patio a desfogarnos. Y aunque me crié en un colegio que patrocinaba por igual el baloncesto y el balonmano, hay que reconocerle al fútbol una superioridad difícil de explicar en la etapa escolar; o tal vez sea fácil. Hay una explicación de masa: un equipo de baloncesto son 5, de balonmano 7, de fútbol 11... No hay color, para satisfacer la necesidad de desfogue colectivo en el recreo, caben más niños siempre, y si eres un tarugo futbolero (como yo lo era), es más fácil jugar a fútbol y que tus “cagadas” pasen más desapercibidas que en los otros deportes. Mi verdadero deporte era el rugby (un deporte de brutos jugado por caballeros), dond

Caridad no es justicia: O como destruir el estado del bienestar para volver al estado de beneficencia

Esta no pretende ser una mera opinión política, pretende ser una opinión acerca del concepto “justicia social” en la postmodernidad del siglo XXI. Y, del mismo modo que es imposible hablar de física sin utilizar algún concepto matemático; resulta imposible hablar de justicia social, sin traer algunos conceptos de la política. Hagamos una acrobacia con la Historia, tan rápida como el looping de un aviador arriesgado, y reduzcamos 250 años a tres párrafos. Las primeras ideas del “welfare state”, son hijas de la reacción solidaria del proletariado frente al despiadado capitalismo de la Revolución Industrial británica, que tan bien reflejara Charles Dicken´s en sus novelas. Estas ideas del incipiente mutualismo solidario, a su vez, bebían de uno de los mayores logros intelectuales del ser humano: el “derecho de igualdad” entre los seres humanos, que alumbró el ideal revolucionario ilustrado, y que nos sacó de la larga noche medieval, gracias a la Revolución Francesa. Las atroc