España 1-5 Holanda: Puestos a hacer demagogia podría ser la cifra de satisfacción ciudadana en una hipotética escala de menos a más.
La demagogia tiene mala prensa, aunque, curiosamente, es el instrumento oratorio más clásico y más usamos por los políticos de todos los tiempos.
Como la demagogia y la ironía “maridan” bien, he decidido no privarme hoy de razonar con demagogia voluntaria:
Adoro el fútbol. Ese deporte que todos ansiábamos en el tedio escolar deseando salir al patio a desfogarnos. Y aunque me crié en un colegio que patrocinaba por igual el baloncesto y el balonmano, hay que reconocerle al fútbol una superioridad difícil de explicar en la etapa escolar; o tal vez sea fácil. Hay una explicación de masa: un equipo de baloncesto son 5, de balonmano 7, de fútbol 11... No hay color, para satisfacer la necesidad de desfogue colectivo en el recreo, caben más niños siempre, y si eres un tarugo futbolero (como yo lo era), es más fácil jugar a fútbol y que tus “cagadas” pasen más desapercibidas que en los otros deportes. Mi verdadero deporte era el rugby (un deporte de brutos jugado por caballeros), donde se juntan 15 y las “cagadas” individuales pueden pasar incluso más desapercibidas. Pero jugarlo en el suelo de cemento del patio del colegio era tan “desmotivador”, que los de rugby terminábamos jugando al fútbol, al que nuestra “brutez” natural aportaba el aliciente del semiplacaje vs. la carga legal, y una nueva variante del “patadón p´adelante”.
Así, haciendo el bruto, muchos chavales nos fuimos haciendo “futboleros” por razón de oportunidad. Nos fuimos criando de frustración en frustración: la “cagada” de Cardeñosa; el botellazo de Juanito; el gol fantasma de Michel; el gol solitario de Maceda; los goles milagro de Santillana; el 12 a 1 a Malta; el codazo en la cara de Tassoti a Luis Enrique... Hay tantos episodios para explicar el fatalismo de la frase jugamos como nunca y perdimos como siempre, que se podría resumir en que generaciones de españoles, de cuando el fútbol aun era sólo un deporte, dejamos el diván del sicoanalista cuando Torres se la coló a la todopoderosa Alemania en 2008...; la cura definitiva vino con el de Iniesta a Holanda en 2010...; confieso que ya estaba tan curado que, ahora mismo ni recuerdo quien marcó, ni a quién ganamos la Eurocopa de hace 2 años (y no me voy a molestar en ir a google a buscarlo)
Para la demagogia que quiero hacer me bastan estos datos.
Curado de la enfermedad que arrastraba desde la niñez “futbolera”, ahora me importa una higa que unos tíos que van a ganar 700.000 euros de prima adicional a las barbaridades que ya ganan, hundan su miseria en el pozo de la gloria. La defensa de una España que nadie sabe muy bien lo que es hoy (gracias a la instrumentalización que han hecho de ella los políticos tahúres), pero que es muy útil para anegar la conciencia crítica mediante un juego, y ser usada por políticos mangantes y medios de prensa serviles, para contener otras revoluciones necesarias. Si esto sirve para que Mariano, ese presidente que practica el “nohacernadismo” y que sólo lee el Marca (y que por eso debe tener menos sensibilidad social que una ameba), no se pueda hacer una foto de triunfalismo bobo, me alegraré.
Si el nuevo opio del pueblo va a servir para que la Casa Real y los partidos de la casta, o el contubernio, aprovechen la celebración del Mundial para que nos hurten el debate social sobre la forma de Estado, también me alegraré del fracaso.
Si Gallardón espera que todos nos olvidemos de sus retrógrados planes sobre el aborto, para aprobar la ley mientras España vapulea a cualquiera de sus rivales, me alegraré de que perdamos.
Si la Secretaria de Estado del Ministerio de Educación (con apellidos de no haber pasado mucha necesidad), pensaba que su intento de dar un paso más en cargarse definitivamente la Universidad para los hijos de clases medias y bajas (y de paso darles una nueva línea de negocio a los bancos), pasaría desapercibida con la victoria española que ayer se esperaba. Pues me alegro de haber palmado.
Seguramente me ganaré algunos enemigos por opinar todo esto, pero que le vamos a hacer, hoy me siento demagogo.
Ayer cuando vi una imagen de Villar, Platini, y Blatter, me vi en le túnel del tiempo, porque alguno de estos ya mandaban cuando yo era adolescente. Y me extrañó, con lo democrático que es el fútbol, que estos tíos (que J. María García llamaba “bebedoresycomedoresdecanapés” ya en los años 70 y 80...), sigan en el poder 100 años después de que alguien los colocará ahí. Insuperable, ni en la Edad Media algunos aguantaban tanto en un cargo
Jo, que mañana más mala llevo... Me he metido con casi todos: futbolistas, políticos, instituciones medievales del fútbol, medios proclives, “futboleros”... Creo que me he metido hasta conmigo mismo.
Tal vez sea porque empecé pensando (aunque no lo apoye en datos), que la educación en Holanda es 5 a 1 mejor que en España; que la transparencia política también; y la sanidad; y la inversión en I+D+i; y tantas otras cosas que son las verdaderamente importantes.
No, no tengo nada contra el fútbol y sus seguidores. Lo tengo contra el bussines, la corrupción, los sueldos exorbitantes en un país con niños y ancianos que pasan hambre. Lo tengo contra el silencio cómplice de una parte de la sociedad y determinados medios. Lo tengo contra la represión que el propio Estado brasileño ejerce contra la protesta ciudadana, en un país lleno de riqueza mal repartida, de pobres, de violencia, que prefiere invertir en un Mundial en lugar de en sus infraestructuras, su sanidad, su sistema educativo...
No tengo nada contra el fútbol, el verdadero, el base, cargado de valores positivos como cualquier deporte. Pero tengo una rabia enorme contra todos aquellos que lo usan para hacer negocio, para narcotizar conciencias, para manipular la realidad, despreciando el uso que se podría hacer de él para el diálogo, la paz y la justicia social.
Ayer vi una imagen demoledora en una de las protestas de Río: Un manifestante estaba siendo agarrado por varios agentes antidisturbios; estaba siendo literalmente inmovilizado mientras una de los agentes le rociaba la cara con un spray y el hombre gritaba de patente dolor. Esa brutal imagen debería ser portada hoy, y dar la vuelta al mundo porque es la cara del desprecio que el Poder brutal siente por la dignidad humana; porque, como dice el filósofo, nada humano me es ajeno, y el que calla frente a la tortura es cómplice de ella...
Pero no, los diarios hablaban del 1 a 5...
Ojalá si se consuma la “hecatombe”, este 1 a 5 sea nuestro desastre cubano del S. XXI, y definitivamente entremos en un verdadero regeneracionismo de España (sea lo que sea). Entonces, habrá sido útil este Mundial.
Rafael García
14.06.14
(No sé si me habré ganado muchos enemigos, pero que a gusto me he quedado...)
García "el fútbol es así y para eso" Sólo puntualizar que un partido político que haces referencia como "casta" esta formado por trabajadores y estudiantes dedicados en cuerpo y alma a los demás sin percibir ni un solo euro, otra cosa es que algunos dirigentes del mismo si se puedan considerar. Sólo eso.
ResponderEliminarQuerido Gálvez, cuánta razón tienes en lo segundo. Bueno, y en lo primero. Peo que las cosas sean como son, no debe significar que renunciemos a que sean como deben ser... ¿O no?
EliminarDeseo concedido.
ResponderEliminarEl de la hecatombe futbolera, claro.
El de que sirva para algo útil creo que no está al alcance de Dios o mortal alguno, amigo mío.