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Un mono con un palo

 

El cine nos ha regalado no sólo historias, sino escenas memorables que son un culmen de arte en si mismas, con abstracción de la historia completa en la que se insertan. Cualquier aficionado, no es necesario ser cinéfilo, recordará entre esas cumbres, el primer cuarto de hora de la obra maestra “2001, Una odisea del espacio”, del genio Stanley Kubrick. En si misma, podría ser un cortometraje, cuya estética, cuya acción y cuya simbología nos llevan a ese universo, áspero y, a la vez, poético, para explicar algo que es brutal, pero que tiene la proyección cautivadora de la normalidad.


 



Extraigo de esa escena[1] sólo la imagen proyectada, sin entretenerme demasiado -y de momento-, en su explicación simbólica profunda. Me quedo con el mono y el hueso (el mono y el palo). El mono con el arma. El mono con el arma, enfurecido. El mono con el arma enfurecido, golpeando con saña cualquier cosa que caiga a su alcance.

¿Qué es esto?, nos preguntábamos cuando veíamos esta genialidad cinematográfica por primera vez. De hecho, si toda la película nos sigue generando preguntas, con esta escena aislada nos sucede otro tanto. Pero ahora, para la reflexión que quiero hacer, solo importa su cara simple y brutal. Un simio, no muy alejado en el momento evolutivo de los sapiens, golpeando todo con un objeto contundente.

No me pregunten por qué, pero esa es la imagen que se me viene a la cabeza desde la noche electoral del 28M, y su resultado. Justo cuando algunas reflexiones y pactos comenzaron a emerger desde lo profundo, en forma de lava ardiente y peligrosa que ya empieza a petrificar lo que hasta ese día era lo tolerante, lo flexible, lo que admitía matices; justo desde ese día, desde ese momento, cuando pienso en los pactos PP-VOX, veo el mono con el palo que golpea todo lo que se mueve a su alrededor:

Una obra de Lope de Vega; una mujer asesinada por una violencia negada; un inmigrante menor de edad sospechoso habitual; la vecina lesbiana que, encima, no tiene la decencia de ser “más” discreta; el sindicalista rojo subvencionado y “comegambas”; la madre monoparental a punto del desahucio; la ex esposa del “divorcio duro” a la que decían "ladrona, secuestradora de niños, dueña del calabozo, puta" (…) Traigan aquí su ejemplo de tolerancia y convivencia, el que quiera que sea, que, hasta ese día podía vivirse y practicarse con alegría y felicidad, que ahora será golpeado por la saña del mono. Y no lo será con un palo, ni con un hueso.

Como ya explicó el maestro Umberto Eco, el nuevo fascismo no vendrá como nos tenía acostumbrados, con la camisa negra y el arma de fuego en la mano, ni con un uniforme paramilitar ni militar. Ahora vendrá trajeado, encorbatado incluso, vestido de “gente de orden”, de “gente de bien”, de falso patriota. Cualquiera de esos iconos rancios del lenguaje que usa la derecha española valdría al caso.

Y el arma tampoco será un hueso. El arma será la Biblia, la muleta y el estoque, las tijeras, la mordaza, el cinturón de castidad… y, sobre todo, la tristeza. El peor palo, de todas las opciones posibles, será la tristeza en que podrían sumir a la sociedad española si tuvieran la posibilidad de gobernarnos a partir del 23J. Ya vamos a tener que padecer que usen para golpearnos los Diarios Oficiales de las comunidades autónomas donde gobiernan. No les permitamos que lo hagan también con el Boletín Oficial del Estado. Porque si lo permitimos, porque si se les da carrete, quien sabe cuánto tardarán en aparecer las pistolas.

Ya son demasiadas las “violencias toleradas” que han calado en la sociedad española durante años, como gota china. De ellas, ha habido 2 muy recientes, ambas producidas en esta última legislatura que acaba: El acoso indecente y desmesurado a Mónica Oltra y familia, y a la familia Iglesias-Montero. Piénsenlo: casas donde los niños pequeños y las personas convivientes que no ostentaban cargo político, han tenido que soportar durante meses, que un montón de monos con palo, les acosaran, insultara y amenazaran, con una bajísima intervención policial y unas altísimas tragaderas ciudadanas con el fenómeno. No digamos ya esa prensa “cloaquera” y partidista, acostumbrada a mentir y crear sofismas impunemente, que llegaba a comparar estas situaciones con los escraches del 15M, o con el calvario que vivieron los amenazados por ETA, cuando esa realidad existía.

La realidad es que, por más que repitan la mentira, no son fenómenos en absoluto comparables. Jamás se dio un escrache del 15M ni parecido en intensidad, a lo vivido por Oltra, Montero o Iglesias y sus respectivos entornos. En cuanto a la violencia padecida por las víctimas y amenazados por ETA, se trataba de un trágico fenómeno, inscrito en el marco de la actuación de un grupo terrorista, y la respuesta del Estado para tratar de neutralizarla. No, por más que los monos con palo quieran establecer la comparación, la comparación no existe, no es posible, es objetivamente falsa. No había una motivación política a la desesperada como eran los escraches post desahucios, ni había un grupo terrorista detrás del acoso a Oltra, Montero, Iglesias y sus entornos.

Estos actos, donde estaba lo más granado de la ultraderecha (VOX, España 2000, Jusapol…), nunca habrían sido posibles si la derecha moderada de España, al igual que hacen otras derechas moderadas en Europa, hubieran sido tajantes en su consideración de los ultras, y las líneas rojas que en esos otros países se ponen. Tampoco habría sido posible, si la prensa española respetara el constitucional derecho ciudadano a una información objetiva y veraz.

Pero la realidad, por desgracia para España, es que esa derecha del PP; de la que sale VOX; a la que estos llaman “derechita cobarde” (ya ese calificativo nos daba pistas peligrosas); es la misma derecha, que, con sus corifeos mediáticos, sostuvo la mentira más grande de la historia de España que fue la autoría del atentado del 11M de 2004; la misma derecha que entregó a las familias de las víctimas del accidente del Yak 42, una suerte de restos humanos no identificados, diciéndoles: este es tu padre, tu hermano o tu marido… Con la hipocresía de hacerlo con militares, en misión internacional, de ese ejército que tanto dicen respetar y ensalzar; qué no serán capaces de hacer y decir con el resto de los mortales.

Ni siquiera ser el partido más corrupto de nuestra historia contemporánea; ni siquiera haber sido calificado judicialmente como organización para delinquir; superan en maldad y ruindad, la falta de empatía y humanidad que demostraron los monos con palo, que tomaron decisiones para gestionar esas tragedias tratando de engañar a toda la ciudadanía. Incluidos sus votantes por los que nunca manifiestan respeto tampoco.

Pues este es el panorama antes del 23J. Los monos con palo han llegado ya a las instituciones autonómicas, y en nuestro voto está evitar que asalten el Gobierno Central.

Como con cine empecé, con cine acabo. Porque hay situaciones, tan berlanguianas, que sería divertidas si no fuera porque son verdad. Les refresco la memoria: Valladolid 2023, el vicepresidente de Castilla y León, de VOX, en una enigmática frase vomitada durante la SEMINCI, tuvo el cuajo de decir que había que “apostar por el cine sin ideología”, para rematar una perla anterior en la que afirmó que el certamen de cine favorece “la ingeniería social y de género”. Uf.

68 años contemplan a la SEMINCI (dictadura incluida, desde 1956) habiéndose convertido en uno de los festivales de cine referente y más prestigiosos del mundo; 32 años contemplan al vicepresidente de marras (todos en democracia). Algo estamos haciendo muy mal en España para haber llegado a este punto. Y, sea cual sea ese error, solo estoy seguro de una cosa: que no lo arreglaremos mediante monos con palos.

Por eso, el 23J votaré para construir, no para destruir. 



[1] Imagen obtenida del artículo https://www.elcineenlasombra.com/2001-una-odisea-del-espacio-el-monolito-y-el-hueso/

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