Un español de 53 años -como es mi caso-, ya ha tenido ocasión de
sufrir tantos insultos y afrentas a la inteligencia -por parte de sus políticos-, que estoy, como se suele decir, "curado de
espanto".
Sin embargo, usted tiene
el mérito de haberme sacado del letargo en que estaba mi capacidad de
sorpresa por segunda vez. La primera fue cuando tuvo la osadía de apelar
a la Virgen del Rocío para solucionar las insoportables tasas de paro
del país, al final de una rueda de prensa, en un acto público (no en una
conversación con su párroco, donde podría haber sido comprensible). Esa
ocasión, ese estilo suyo, extremadamente populista y con un punto de
sicodelia, de droga de diseño casera, de brebaje de aquelarre, tiene mucho que ver con su desgraciada
intervención del 29 de agosto.
Mire Ministra se lo voy a decir
sin ambages: Usted debe ser una sicópata peligrosa. Usted tiene una falta de
empatía tan grande, como grande es su entusiasmo y su populismo zafio y
beato. Y a mí, me cuesta tanto entender qué buenas razones le animan, que termino por creer que no puede haber ninguna sana.
Me explico: Mentir en datos tan
sensibles como la creación y la calidad del empleo, en un país con los
datos de precariedad y pobreza que tiene España es muy indecente. Extremadamente indecente. Pero
es que, además, era innecesario. Es decir, le habría bastado con manejar
las cifras absolutas de creación de empleo, una comparativa de esos
datos en términos macroeconómicos que mostraran la evolución, la
tendencia, el íbamos muy mal y ahora vamos muy bien..., tan vulgar como efectivo en la propaganda política. Habría
sido una análisis inexacto (porque la realidad es que su política se ha
limitado a repartir y socializar la pobreza laboral, sin tocar los
beneficios empresariales, ni su contribución fiscal o social), pero
habría sido un análisis suficiente para contentar a su parroquia sin
hacer daño a los millones de españoles con empleos extremadamente
precarios, a los parados de larga duración sin esperanza de mejora, a
los jubilados que han visto aumentar su pensión en 2,6 euros tras años
de congelación mientras el gobierno de su partido se pulía la "hucha de
las pensiones"...
De verdad, no era necesario mentir tan descaradamente
haciendo daño a tantos conciudadanos. Y como no era necesario, su
decisión voluntaria de hacerlo, de "venirse arriba" para tratar de ganar votos, aun
a costa del sufrimiento de los más débiles, de los más dañados por la
crisis-estafa, nada tiene que ver con la información veraz y el interés
general en que deberían basarse las gestiones y declaraciones de un
miembro del gobierno. Por tanto Señora Ministra, si sus declaraciones son falsas
(que esencialmente lo son), no benefician al interés general (que no lo benefician) y
hacen daño a uno de los segmentos más débiles y dañados de la población española
(que lo hace), usted demuestra carecer de empatía que, como sabrá, es
uno de los principales rasgos característicos de la sicopatía.
Pero le
diré más: Vista su actuación, su capacidad de dañar y ofender a sus
gobernados de manera voluntaria, me obliga a considerar que si no es
usted una sicópata, es que es una mala persona.
Uno no sabe cómo puede sonreír después de su dañino ataque de propaganda goebbeliana
a la inteligencia de la ciudadanía. Pero claro, uno recuerda su
invocación a la Virgen del Rocío y ata cabos: Lo suyo no es la
racionalidad ni la lógica, Usted es más del "forro de sus caprichos", de
sus creencias religiosas y de argumentario mariano -en todos los
sentidos-. Y eso me lleva a razonar en los términos que ya hice, en otra entrada de este blog, con Jorge Fernández Díaz, su beatería publicada y su ángel Marcelo... Una cosa
muy loca ésto de como en su partido mezclan constantemente lo público
con lo privado, y se pasan por sus pieles de reptil la
aconfesionalidad del Estado y, en su caso, la más pura lógica
cartesiana de los datos de empleo.
En la medida en que Usted me trató de
imbécil (véase https://www.youtube.com/watch?v=ai1cUQ5d2bI ), deseando
públicamente que la Virgen del Rocío nos solucionara los problemas del
paro, me ha legitimado para criticar abiertamente su uso de la religión
católica en su gestión política -que por mandato constitucional es pública y aconfesional-, y, de paso, hasta poder criticar el mal uso que hace de los mandatos de su fe, que
claramente incumple con sus palabras crueles.
Porque mentir es
pecado capital. Y usted lo ha hecho. A sabiendas. Porque usted conoce
todos los datos, los reales y los que manipula, y ha contado los
manipulados. Yo no me extiendo en ese análisis -sería una pérdida de tiempo
innecesaria al fin de este escrito-, porque son de dominio público: cualquiera puede con los datos del INE,
la EPA, sindicales, los registros contractuales de los servicios de empleo, los de Hacienda y de la TGSS desmontar sus mentiras objetivamente.
Pero cómo usted sabe que esa es una labor ardua y compleja, que el ciudadano medio nunca
realizará (por falta de conocimientos, capacidad o tiempo -porque ya hay "Liga" y siempre hay "Sálvame"-), miente como
una bellaca, porque sólo espera un escapulario mariano que la posicione
bien en las listas cuando su partido (más podrido que nunca) se presente
a las siguientes elecciones generales. Porque usted no tiene otro currículum que la mamandurria política, como diría su correligionaria Espe Aguirre.
Y en todo esto no es sólo culpable usted, sino también el
otro partido estatal que ha corrompido las relaciones laborales desde que se cargó el primigenio Estatuto de los Trabajadores de 1980 con la
primera reforma laboral... Desde ese entonces, los repertorios de jurisprudencia y las
revistas doctrinales de derecho laboral están llenas de relatos fácticos
de como la temporalidad y la causalidad contractuales siempre se han
corrompido, y se siguen corrompiendo en este mismo momento, para
favorecer la flexibilidad empresarial en detrimento de una precarización
eterna en la que el fraude de ley se convierte en generalidad. Usted y
su partido lo saben. Los órganos administrativos que fiscalizan la contratación laboral lo saben. Los magistrados de la Sala de lo Social del
Tribunal Supremo lo saben. Los autores doctrinales de la Universidad lo saben. Los Sindicatos lo saben. Y quienes más los saben son
la enorme legión de trabajadores que se ven obligados a firmar contratos
temporales (sin causa temporal real), por 4 o menos horas (para realizar 8, 10 o 12), sin remuneración
de los excesos de jornada, o incluso con salarios por debajo del
convencional... Todo esto es tan habitual que no descarte que algún miembro de su
círculo familiar lo sufra; es más, estoy seguro de que sucede y usted, lo ignora voluntariamente o lo asume como un mal necesario del liberalismo económico que su partido abandera, y por eso la nombraron como ministra de sicopatía laboral y social, para poder pregonar estos datos falsos sin que las lágrimas de angustia fluyan a sus ojos y la afonía se apodere de su garganta.
Todo esto es tan real que
basta un contraste parecido al que propuse con anterioridad. A esas mismas fuentes, les
añadimos los repertorios de jurisprudencia y las revistas doctrinales de
derecho laboral, para saber que el fraude de ley es lo habitual y no lo
excepcional en las relaciones contractuales del empresariado español, sin que políticamente se actúe para solventarlo y sin que
la Inspección de Trabajo -aunque tuviera voluntad-, tenga medios y recursos para
poder combatirla.
El capítulo de la pensiones fue de
nota alta. Tan innecesario como el anterior. Bastaba también con haber dicho que se
han pagado (omitiendo que se ha liquidado la hucha o que se han puesto
condiciones de casi imposible cumplimiento para el futuro del sistema).
Pero no, usted a lo suyo, subidita, como si un extraño exceso de
adrenalina le obligara, abrió la boca y se lució: Habló de garantía -cuando el
sistema nunca ha estado más en peligro-, y de mayor subida -0,25%
equivalente a una subida media de 2,6 euros, cuando Alemania, por poner
un ejemplo, ha realizado una subida del 3%-... Le faltaron los 2 huevos duros.
A veces, cuando pienso en
los votantes que dan sustento a su partido, no puedo dejar de pensar en el
futuro de sus hijos y nietos, que tendrán que arrostrar unas condiciones
leoninas para tener derecho a pensión pública. Cómo si no catalogamos
la exigencia de 40 años de cotización a los 67 años de edad para tener acceso a la misma. Yo
conozco a tantos jóvenes compatriotas en la treintena (no aquellos de la movilidad
geográfica voluntaria que usted dijo en otro alarde de cinismo eufemístico con muy mala leche), que con sus trabajos precarios, cuando no
en B, jamás en la vida alcanzarán ese derecho. Algunos de mis sobrinos están en ese trance, con un expediente académico mucho más brillante que el suyo.
Usted
representa esa línea más populista y demagógica de su partido, heredera de los
estilos Aguirre, Matas, Barberá, Camps, Cospedal, Villalobos, González Pons, Floriano..., y tantos otros
(imputados, condenados o al borde), que nunca tuvieron piel sana sino jirones de carroña, porque se
comportan como muertos vivientes, como zombies carentes de piel, de
sentimientos y de empatía. Y mientras dan manos y sonríen, firman decretos de recortes, rebajas, empobrecimiento y exclusión social, facilitando que empresarios buitres, de los que no crean economía real sino especulativa, se apoderen hasta de la vida de sus conciudadanos con el amparo legal de esas normas que firman.
Como usted va de beata por
la vida, e invoca vírgenes, no le deseo karma, que le parecerá algo rojo
y ateo. Le deseo purgatorio, mucho purgatorio hasta que pene y purgue
todo el daño realizado a tantos humildes trabajadores, jóvenes, discapacitados y
ancianos pensionistas. Pasará a la historia como la ministra que rescató
la figura del trabajador pobre, que no se daba en el mundo desde el "Crack del 29"; como la ministra que sentó las bases de varias generaciones
de hijos y nietos que vivirán peor que sus padres y sus abuelos. Siéntase orgullosa de esta aberración histórica.
Y
lo peor de todo, Ministra, es que todo era innecesario. Porque un buen
sistema de pensiones, como cualquier sistema de ahorro y capitalización, sólo necesita de una buena gestión del dinero que
se capitaliza; objetivamente, en abstracto, da igual que esa gestión sea pública o privada, lo que importa verdaderamente es que sea buena. Por razones inconfesables, usted y su partido han
decidido que antes que eso lo haga el sistema público -del que nos beneficiaríamos todos los españoles-, mejor lo
liquidamos y se lo regalamos a la familia Botín..., de larga prosapia en su amistad con el PP.
Porque
su vocación no es gestionar lo de todos para beneficio común y general.
Lo suyo, junto con el resto del gobierno, ha sido la depredación de lo
público para regalarlo a sus amiguetes capitalistas del sector privado. Y
en ese juego diabólico, la degradación del mercado laboral que usted ha
llevado a cabo con saña, era una pieza clave para sus fines.Tal vez esa fuera la razón por
la que le dieron el cargo. A usted, a una persona que nunca ha tenido
experiencia laboral fuera del partido; que pasó de la universidad a los
cargos orgánicos; que nunca habrá sentido la dureza del despertador sujeto a despido, el
horario, las prendas de seguridad y el salario ajustadísimo bajo la "espada de Damocles" de esto es
lo que hay..., o lo tomas o lo dejas; sí Ministra, a usted buscó Mariano para tan despreciable labor demoledora del trabajo digno y la protección social que son derechos fundamentales de todas las personas.
Alguien con una mínima empatía jamás podría haber hecho las declaraciones que hizo usted el día 29 de agosto de 2017. Pero usted las hizo.
Ya ve señora Báñez, mi valoración de su gestión no es buena. La de su actitud peor. Porque si no es usted una sicópata, es que es una mala persona. Y como católica, tampoco sale bien parada: miente, y remiente, es dura de corazón y no muestra piedad con los más débiles...
Yo jamás habría enjuiciado sus creencias si no hubiera hecho proselitismo de ellas en sede pública. Es lo que tiene no respetar las Constitución y la aconfesionalidad del Estado.
Ojalá las urnas nos libren pronto de usted y de sus compinches.
Por el bien de los españoles.
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