No quiero saber nada más del ruido. No quiero sentir odio, ni miedo, ni frío.
Sólo quiero tener conciencia de la vida; del tiempo; de los besos; del cansancio que me recuerda la gratitud del trabajo realizado.
De que esta luz, blanda y suave del invierno, que dibuja una línea naranja en el horizonte al atardecer, sea un rayo de esperanza para toda la Humanidad que sufre.
* * *
Es difícil sustraerse a la realidad. Una realidad que apunta fea. Una fealdad que viene arrastrada de años. Años en que fueron muriendo los consensos sociopolíticos de la paz que trajo la postguerra mundial, y se fueron sustituyendo por un implacable mercado sin corazón, en el que la vida también se puede comerciar.
Leamos la Historia. Es más fácil de entender de lo que parece. Pero leamosla en una fuente de fiar. No en los historiadores del revisionismo, sino en los historiadores de los datos objetivos.
Pensemos en un dato geográfico incontrovertible: Belén está situada en la actual Cisjordania. Añadánle el dato histórico del nacimiento de Jesús. Y súmenle el dato presente de los niños muertos en el genocidio que Israel está cometiendo sobre el pueblo palestino. Piensen en el rey Herodes. Piensen en la suerte que podría correr hoy Jesús, naciendo en ese mismo lugar. Y saquen conclusiones, para saber de que lado hay que estar.
Yo creo que desde el cristianismo más militante, y desde el ateísmo más reflexivo, no cabe ninguna neutralidad, ni ninguna equidistancia en esa guerra que hoy avergüenza al género humano. Es mera cuestión de humanidad. Y lo contrario (sea quien aprieta el gatillo, o quien justifica ese horror en base a clichés periodísticos sobre buenos y malos...) es pura inhumanidad.
Sí amigos, hoy cuesta más que nunca la felicidad en un mundo asolado por las guerras, y en una tierra que ha sido arrasada por el barro; y ambas realidades, están llenas de personas que trabajan en que nunca se sepa la verdad, para evitar que los responsables paguen por ello.
Por eso creo que el mundo, hoy mas que nunca, necesita serenidad, templanza y verdad. Ese es mi deseo para compartir contigo esta Navidad.
Serenidad para que no te aturdan el ruido de fondo, tu propio estrés o el dolor de tus frustraciones.
Templanza para que moderes tus impulsos, especialmente los más irracionales, y no creas la primera explicación del primer mentiroso interesado que se cruce en tu camino. Templanza, para que tu duda busque respuestas sencillas, y sosportadas en la razón. Y las encuentre.
Verdad. Porque la verdad es lo único que realmente nos hace libres. Pero no una verdad cualquiera; no una verdad revelada sin razón; no, "mi verdad" frente a "su verdad" y "tu verdad"; no. La verdad objetiva, que tanto cuesta, pero, aunque no siempre se alcanza, existe.
Esa verdad que tiene a la ciencia, y la objetividad de los sistemas de medición universales como herramientas de luz. La verdad que cambió al mundo en el "Siglo de las Luces", el siglo de verdaera libertad, igualdad y fraternidad.
Estoy convencido de que esa mezcla te hará feliz. Porque la felicidad es luz, y alegría. Y cuando uno encuentra la explicación objetiva, racional, serena y templada, a las dudas y los miedos que le afligen, es cuando supera el enfado y la frustración, para entrar en la senda del humanismo feliz.
Te deseo lo mejor en ese camino. Porque la vida no es la meta, sino el camino hasta alcanzarla. Y el amor fraternal, de quienes caminan buscando la luz de la verdad, es una inagotable fuente de energía que hay que seguir cuidando y alimentando. Y esa luz, cueste lo que cueste, se terminará imponiendo sobre las tinieblas de quienes trabajan en favor de la mentira y el odio.
Porque también está escrito en la Historia, que la luz siempre vence a la oscuridad. Pero no es casual, ni un acidente del continuo espacio-tiempo; es la perseverancia y la determinación de los seres de luz, la que se impone, incluso a riesgo de la propia vida, en esa lucha.
¡Ánimo! ¡En manos de cada uno está elegir dónde quiere estar!
¡Feliz Navidad y feliz Año de Luz!
Muchas gracias, compañero, por dedicar tiempo e inteligencia para hacer esa reflexión tan apropiada
ResponderEliminarAunque diga anónimo, esa no es mi intención, soy José Luis Ordóñez; pero no debo saber cómo dejar mi impronta sin anonimato
ResponderEliminarMuchas gracias Jose Luis por tus amables palabras. Nos vemos en 2025 siguiendo en la lucha por la verdad. Un fuerte abrazo.
EliminarGracias Rafa, por escribir con tu inteligencia, lo que nosotros pensamos
ResponderEliminarUn abrazo Victor.
EliminarDisfruto de lo escrito por su sencillez y coherencia, que fácil de entender. No puedo entender por qué hay seres humanos que buscan la oscuridad sin ninguna otra opción más que la burda manipulación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un fuerte abrazo Antonio.
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