Comparto muchos de los análisis que voy leyendo, y que ponen el acento en el final del problema: Lo malos –por falta de voluntad-, que son los gobiernos, sus negociadores y, sobre todo, el gran capital aquí representado en la industria energética y sus lobbies derivados. Sin duda los principales culpables del desaguisado.
Pero quiero traer aquí la reflexión del ecologismo social tan manida, pero tan real y necesaria, de que “los pequeños gestos individuales cambian el mundo”. Y al ver los escasos éxitos que cosecha el ecologismo político; frente a los grandes logros que consiguió el ecologismo social en los últimos 25 años (hasta propiciar las cumbres del clima entre ellos); surgen, de manera inevitable, algunas preguntas.
¿Nos hemos planteado qué ocurre con el ecologismo político?. En el mundo, en Europa, o, concretamente en España. Porque el resultado de futuras cumbres internacionales (si llegamos a tiempo), pasa sin duda por qué potencia vaya adquiriendo el ecologismo político en el mundo...
Y centrándonos en España: ¿vamos a ser capaces de hacer autocrítica para comprobar si realmente tenemos bien puesto el objetivo? ¿O vamos a seguir eternamente fraccionados como la vieja izquierda?¿Vamos a lanzarnos a la calle a explicar al ciudadano la gravedad del problema medioambiental, y que las soluciones, que las hay, vienen de una nueva economía y una nueva forma de hacer política? ¿Y ese mensaje lo sabremos trasladar con coherencia: por ejemplo, no presentándonos en sociedad de la mano de "viejos partidos", que el electorado identifica con cualquier cosa antes que el ecologismo, y las nuevas formas de hacer política...? ¿Sabremos realmente tener el valor de poner este objetivo central, al margen de los intereses nacionalistas y de la vieja dialéctica izquierda/derecha, que tanto confunde a la ciudadanía que esta esperando algo VERDADERAMENTE NUEVO?
Tal vez sean demasiadas cuestiones, pero si queremos construir en España una opción política ecologista potente, que ilusione a millones de ciudadanos y que llegue con voz a todas las instancias, estamos obligados a responderlas.
Y tenemos una inmejorable ocasión de hacerlo en la etapa fundacional del proyecto Equo. En nuestras manos está aprovecharla o desperdiciarla.
Rafa García.
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