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Navidad 2011, el retorno de un clásico ó se veía venir...

            Comencé esta serie, de felicitaciones navideñas “marcianas” cuando la Navidad terrícola había sido abducida por el capitalismo l´amoroso, hasta el punto de echar en falta al mismísimo Ebenezer Scrooge, como atormentador oficial de estos días...

            Años después, más viejo, no sé si más sabio, pero más risueño seguro, sé que nada volverá a ser lo mismo; ni siquiera la Navidad que ya arrastran por el fango tantas otras sucursales abiertas para el culto al “becerro de oro”; incluidas aquellas que supuestamente emplean un anuncio de televisión para hacernos creer que el pasado puede volver siendo mejor y, además, nos lo dejan “a precio de ganga”...

-                              Menudo descubrimiento, cretino –murmuro Mr. Scrooge -, 7 años de felicitaciones chorras para volver al minuto cero...
-                              Pues sí tío triste –le contesté-, ahora sé más de lo que sabía, sigo sin saber lo que buscaba, y me he olvidado de lo que no quería saber... Ganando amigos y enemigos a la vez, y conservando intacta la ilusión. Y la cabeza sobre los hombros... ¿A ver si tú eres capaz?
-                              Eres incorregible, peripatético y ortopantomográfico... Y sigues ahí, con tu sonrisa de sísítudimeloquequierasqueyoharéloquemedélagana...
-                              Pues ya ves viejo gruñón, te resumiré el extraordinarios año en una parrafada, y luego, saca conclusiones: Un año extraordinario en que los jóvenes mentalmente “atocinados” de varias generaciones (e incluso menos jóvenes), se echaron a la calle en muchos sitios del mundo para pedir aire fresco. Un año extraordinario en que los supuestos buenos, ya se han retratatado como los malos que ya intuíamos que eran. Un año en que los más pobres siguieron muriendo de hambre, y los más ricos de obesidad. Un año en que millones de ciudadanos pudieron unirse a una Gran Revolución para cambiar las cosas, pero no lo hicimos... Preferimos la mediocridad de los mediocres, en lugar de arriesgar con la valentía de los revolucionarios... ¡Extraordinario!
-                              ¿Y lo extraordinario, donde queda?
-                              Lo ordinario sería rebelarse contra la injusticia, ¿no?; oponerse al engaño y la estafa; luchar por aquello que nos vislumbra un futuro mejor. Lo ordinario, lo lógico, la obligación que tiene el reo de escapar de su carcelero... ¿Lo pillas? De ahí que lo extraordinario sea lo que es: Dejarte engañar por el amo y seguir balándole como una oveja temblorosa, por temor a que te echen del pesebre... Bueno, ahora al pesebre le llaman mercado...
-                              Extraordinario, sí señor.
-                              En este año loco, probé la experiencia política, querido viejo gruñón.
-                              ¿Y cómo fue?
-                              Extraordinario: Conocí a grandes personas, valientes y sin poder; conocí a grandes mediocres, cobardes y con poder; comprobé la mezquindad de quienes no creen en sus propias promesas; los que quieren salvarte de ti mismo, porque no creen en la verdadera democracia –aunque la pregonen-, y les da miedo la revolución horizontal de los valientes –por asegurarse su pesebre-; y viví, en propia carne, el intento del pez grande por comerse al chico...
-                              Vaya, vaya qué intriga, ¿y quiénes son esas joyitas que has conocido?
-                              Bueno, aun no es momento de chivarse, tal vez aun queda mucha partida por jugar y los peces chicos sean mejores nadadores de lo que algunos tiburones imaginan...
-                              Bueno, bueno, pero ¿qué tiene que ver todo esto con la Navidad?
-                              Ayyyyy, Scrooge, Scrooge … ¡Qué vas perdiendo facultades! Querido abuelo navideño... Por más que me empeño en que no me guste la Navidad, cada año me gusta más; porque cada año me gustas más Tú; cada año te entiendo mejor: veo tu transparencia frente a la hipocresía; veo tu mala milk, tan sincera como entrañable; vamos, que veo que eres el malo más honesto y creíble de todos los que he conocido en mis días... Y, puestos a vivir esta comedia llamada Navidad, quién mejor que tú, aunque no sepa muy bien si eres el yin del yang, ó el yang del yin...
-                              ¡Bah paparruchas...! Cualquier año de estos, lo mismo te entiendo...
-                              O no. ¡Feliz Navidad abuelillo cabronc...!
-                              ¡Feliz Navidad cretino!




Rafa García
Diciembre 2011

(Debajo de ésta se encuentra toda una serie de "felicitaciones marcianas" por espacio de 7 años... Con mi cariño, querido lector)

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